lunes, 19 de octubre de 2009

Johann Sebastian Bach - Patriarca de la Música



¡Qué tal!, ¿cómo les va?. Esta será mi segunda semana de participación en ésta dinámica de retroalimentación de conocimientos, Conexión Ethos. Creo que no obtuve el resultado tan favorable que esperaba la semana pasada, digo gracias por los comentarios tan sinceros que me hicieron saber. Creo que una de las razones fue la vaguedad de mis tópicos, así que preferí adoptar un método temático. Se integrará la presente semana con la vida, obra y varios datos interesantes de algunos de mis compositores de música clásica favoritos. Me imagino que no será novedad alguna para muchos de ustedes, inclusive estén más informados que yo respecto de los mismos. Por favor extiéndanme sus comentarios, los agradeceré y tomaré mucho en consideración para mi siguiente entrega, espero prepararles una semana jurídica interesante.

Se acepta hoy día como motivo de admiración el hecho de que muchas personas alcancen el éxito sin apenas realizar esfuerzo alguno, aunque no se trata de un sentimiento envidioso y sin afán de menospreciar a los que lo logran de esa manera. Tal es así, que algunos ocultan con pudor el trabajo que dedican para obtener una determinada meta, pensando que de esta forma transmiten la idea de poseer una alta inteligencia; es como si el mérito para disfrutar del reconocimiento ajeno radicara en un innato adorno de la persona recibido como regalo de la divinidad. Los orígenes de esta estulticia hay que buscarlos con toda probabilidad en el pensamiento tan arraigado en nuestra civilización de considerar el trabajo como un castigo bíblico. Desde luego no es el caso del personaje que nos ocupa y del que ya se cumplieron 250 años de su muerte; nos referimos a uno de los más grandes y universales compositores de todos los tiempos. Por que ¿qué habría sido de la inteligencia superior de tantos genios de la historia si no hubiera ido acompañada de un trabajo a veces sobrehumano? ¿Cuántas horas fueron necesarias para que el gran Bach alcanzara el gigantesco legado de más de mil obras escritas? La inteligencia, la inspiración no son nada por sí solas; es necesario trasladar el mundo de las ideas, de lo abstracto al plano de lo tangible y lo concreto, y para ello es a veces necesaria una tarea titánica, mediante la cual Bach nos legó su arte. Genio lúcido y sin ampulosidades. Su maestría radicó en la autodisciplina y creía que cualquiera que trabajara tan duramente como él, podría lograr los mismos frutos.

Nació el 21 de marzo de 1685 —el mismo año que Haendel, Scarlatti y Marcello— en Eisenach, Turingia, en el seno de una familia de músicos que durante 7 generaciones había dado, al menos, 53 artistas de importancia; el bisabuelo, el abuelo y el padre, así como los hijos, siguieron el mismo camino.

En 1700, con sólo 15 años, comienza a ganarse la vida como integrante del coro de la iglesia de San Miguel, en Lüneburg; tres años más tarde es violinista de la orquesta de cámara del príncipe Johann Ernst de Weimar; y poco después es organista de la iglesia de Neukirche, Arnstadr, donde permaneció 4 años. En octubre de 1705, con 20 años cumplidos, consiguió un premio para estudiar con Dietrich Buxtehude, compositor al que admiraba profundamente y cuya música dejó profunda huella en el joven artista. En 1707 se casó con su prima segunda, Maria Barbara Bach, y se trasladó a Mühlhausen como organista en la iglesia de San Blas. Los años siguientes transcurridos en Weimar serán de una intensa actividad creadora, unas 30 cantatas, y obras para órgano y cémbalo; 10 años más tarde, en 1717, inicia una nueva etapa como maestro de capilla y director de música de cámara en la corte del príncipe Leopold de Anhalt-Kothen; entre las obras maestras de este período destacan El clave bien temperado, El pequeño libro de órgano y las Invenciones. Al morir su esposa en 1720, queda viudo con 7 hijos, y un año más tarde contrae nuevo matrimonio con Anna Magdalena Wilcken, cantante e hija de un músico de la corte que le daría 13 hijos. En 1723 toda la familia se traslada definitivamente a Leipzig, donde concluye las grandes obras de su madurez: la Pasión según San Juan (1723), la Pasión según San Mateo (1729), Misa en si menor (1738), El arte de la fuga (1747), 295 cantatas, Variaciones Gölberg, el segundo libro de El clave bien temperado y muchas más.

Bach era un genio y como tantos en la historia sufrió numerosos sinsabores y dificultades económicas, pero el más lacerante fue la incomprensión de su música. Era admirado como virtuoso del órgano y del clavicordio, pero no como compositor. Su música era tachada de extraña, anticuada y desfasada, preferían a otros músicos mucho más “fáciles” que ahora permanecen en el olvido. A medida que pasaban los años el artista se iba quedando solo, musicalmente hablando; los gustos iban cambiando pero él permaneció fiel a sí mismo; a este propósito comentó a su mujer: “Como escribo para placer mío no puedo enfadarme porque mi arte no guste a todos”. Incluso muchos de sus compañeros de la Tomaschüle le apodaban “peluca”, como testimonio de una persona que pertenece a otra época.

Sus últimos años se vieron entristecidos por la lamentable pérdida progresiva de la visión. Los disgustos y el olvido musical le hicieron encerrarse cada vez más en sí mismo y en su obra, mientras que la ceguera acabó por aislarlo del mundo. Anna Magdalena describe esta situación: “Tuve el dolor de verle buscar a tientas la puerta para entrar o salir, o tocar una silla antes de sentarse”. En la primavera de 1750 se puso en manos del famoso cirujano inglés John Taylor, que había operado con éxito muchos casos de cataratas. La operación, a la que Bach accedió de mala gana, fue un fracaso: Taylor insistió en una segunda tentativa y el resultado sería la ceguera total. Para agravar la situación lo trataron con sangrías, que debilitaron su hasta entonces robusta salud y finalmente acabaron con su vida.

Bach nunca temió a la muerte, en sus últimos instantes de vida recuperó la vista para despedirse de su esposa e hijos. Falleció el 28 veintiocho de julio de 1750. Tenía 65 años.



Badinerie, la obra para música de cámara número 1067 de Bach (las cuales se identifican con las siglas “BWV” que significa Bach-Werke-Verzeichnis “Catálogo de las obras de Bach” en Alemán), no resulta incomprensible como decían sus contemporáneos, al contrario esta pequeña pieza en extensión, pero grande en destreza, resulta muy agradable al oído.



Air Suite No. 3, BWV 1068 compuesta para cuatro cuerdas.



Toccata und Fuge in d-moll, BWV 565, sin duda alguna, una de las mejores obras de Bach con un desarrollado virtuosismo y un final majestuoso, compuesta para Órgano, que entre los músicos estudiosos le llaman “el Rey de los Instrumentos”. En este video pueden observar la dificultad de su interpretación, se necesitan ambas manos y pies para tocarlo, además de prestar atención a todos los controles de presión del aire y encima de todo darle vuelta a la partitura, por eso la mayoría de los organistas, aún los más diestros, necesitan de un ayudante.

4 comentarios:

Christian O. Grimaldo dijo...

Aplausos para tu semana Arturo :) me gustó mucho tu primer entrada, yo no soy muy conocedor de la música clásica, es algo que te admiro mucho, espero aprender bastante contigo estos días.

Su fidelidad a sí mismo me sorprende, es un ejemplo de verdadero virtuosismo.

"El mérito para disfrutar del reconocimiento ajeno radicara en un innato adorno de la persona recibido como regalo de la divinidad" esta falacia ha sido muy común a lo largo de los tiempos igual que la del trabajo como castigo biblíco, pero afortunadamente sólo en algunas culturas (desafortunadamente una de ellas la nuestra) aunque desde mi perspectiva esta en desuso con el advenimiento de nuevos lastres como el dinero o la tecnología que se han vuelto igual de divinos que el mismo Dios.

PD: "Peluca Zape!"

Christian O. Grimaldo dijo...

Ahhh por cierto! que buenos los videos! sobre todo el del organo me dejo sorprendidisimo

Gina O. dijo...

20 HIJOS =O!!!!!!!!! a que don Bach jaja la entrada en general me parece que plasma la fortaleza y carácter de este personaje, además de lograr sintetizar muchas de sus facetas, me agradó tú entrada Arturo =)

....La inteligencia, la inspiración no son nada por sí solas; es necesario trasladar el mundo de las ideas, de lo abstracto al plano de lo tangible y lo concreto, y para ello es a veces necesaria una tarea titánica, mediante la cual Bach nos legó su arte... Esta parte me pareció genial porque además resalta la importancia del esfuerzo cuando te empeñas en una tarea

Arturo J. Mtz. dijo...

Christian, el dinero, al igual que las tecnologías, son cadenas que sólo el que se deja atar es aprisionado. Bien se puede vivir sin ellos, pero somos muy susceptibles a la comodidad.

A mí también me dio mucha risa lo de "peluca", nunca lo hubiera imaginado.

Gina, creo que cuando Bach se hartaba de tocar solito el órgano se iba al clavicordio, de ahí las 20 creaturas, jaja, y a propósito de tecnologías, creo no tenía Facebook (hablando de ataduras sociales) para chismorrear con sus amiguitos los príncipes.

Gracias por los comentarios, espero que algún día nosotros trascendamos en medida similar a Bach, en cualquiera que sean nuestras pasiones y virtudes, que con esfuerzo se pueden lograr monumentales hazañas.

...Si se sorprendieron con Karl Richter, espérense a ver los videos de mi amiguito Niccolò...

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