lunes, 31 de agosto de 2009

El Maestro de la Juventud de América

A MI MADRE TIERRA LATINOAMÉRICA.





Hace unos cuantos días, platicando con Christian y Chopan, mientras me quejaba de mi clase de social comencé a platicarles un poco sobre un librillo que me prestaron; un libro por cierto muy intereseante y que me ha dejado picado con lo poco que he leído y que entre sus letras se traduce un amplio contenido social(ista), sociológico y hasta psicosocial en búsqueda de la voz y la palabra para las respuestas de aquellas incógnitas que acalambraban -y siguen acalambrando- las vértebras de Latinoamérica de los años 80s y un poco más atrás.

El libro se llama "la Raza Cósmica", y precisamente de su autor habré de escribir brevemente en este espacio.





José Vasconcelos.


"El señor José Vasconcelos: Hombre de estado mexicano, profesor y apóstol, y uno de los maestros que han contribuído a la orientación de la joven generación de la américa española; escritor cuyo nombre ha atravesado todas las fronteras -de México a Chile, pasando por la América Central-, y cuya aureola de noble pensador ha brillado también en Paris, aún antes de su llegada... es considerado como uno de los creadores de la nueva América, uno de los que mejor pueden ayudarla a encontrar su verdad, su ideal y el camino que a todo ello conduce."
Revue L'Amerique Latine, del 15 de marzo de 1931.

Nació en la Ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882. Inició sus estudios en Eagle Pass, Texas, E.U., y los continuó en el Instituto Científico de Toluca y en el de Campeche, hasta que ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente a la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde culminó sus estudios de abogado.
Licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1907, presidió en 1909 el Ateneo de la Juventud, del que fue fundador. Fue partidario de la Revolución Mexicana desde sus inicios, ya que participó en el movimiento maderista como uno de los cuatro secretarios del Centro Antirreeleccionista de México. Fue designado codirector del periódico El Antirreeleccionista por Félix F. Palavicini.
En la insurrección de 1910-11 fue secretario y sustituto de Francisco Vázquez Gómez, agente confidencial de Madero en Washington, y fundador del Partido Constitucionalista Progresista. Después del golpe de Estado de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza lo designó agente confidencial ante los gobiernos de Inglaterra y Francia, para tratar de evitar que éstos otorgaran ayuda financiera al dictador.
En 1914 fue nombrado director de la Escuela Nacional Preparatoria. Huyó luego a Estados Unidos, ya que Venustiano Carranza pretendió arrestarlo por pecar de crítico. A su regreso asistió a la Convención de Aguascalientes y desempeñó el cargo de secretario de Instrucción Pública durante dos meses en el gabinete de Eulalio Guzmán.
En 1915 se exilió en Estados Unidos. En 1920 se entrevistó con Álvaro Obregón y ofreció su apoyo al Plan de Agua Prieta, que pretendía destituir de la presidencia de la república a Venustiano Carranza, y así consolidar la candidatura presidencial del general Álvaro Obregón. Adolfo de la Huerta lo designó jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes. En este cargo impuso a la Universidad Nacional el actual escudo y el lema "Por mi raza hablará el espíritu".
Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón, quién lo designó titular de la Secretaría de Educación Pública al crearse esta dependencia. Desde este puesto impuso la educación popular, trajo a México educadores y artistas destacados, creó numerosas bibliotecas populares y los departamentos de Bellas Artes, Escolar y de Bibliotecas y Archivos; reorganizó la Biblioteca Nacional, dirigió un programa de publicación masiva de autores clásicos, fundó la revista El Maestro, promovió la escuela y las misiones rurales y propició la celebración de la primera Exposición del Libro. Durante su gestión se encargaron murales para decorar distintos edificios públicos a los pintores José Clemente Orozco y Diego Rivera, aunque algunos han afirmado que dichos murales tuvieron que vencer la tenaz resistencia del ministro Vasconcelos, a cuyo entender Orozco hacía "horribles caricaturas".
Después de la firma de los Tratados de Bucareli condenó el asesinato del senador Field Jurado y renunció a su puesto en la SEP. Fue candidato al gobierno de Oaxaca pero fue derrotado y optó por el exilio. En París y Madrid publicó la primera época de la revista La Antorcha (1924-25). A su regreso a México fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Nacional Antirreeleccionista.
Al anunciarse el triunfo del candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, los antirreeleccionistas denunciaron el fraude electoral y Vasconcelos proclamó en Sonora el Plan de Guaymas, llamando sin éxito a un levantamiento armado. Encarcelado después de promulgar su plan, se autodesignó "única autoridad legítima" y desconoció a las autoridades federales, estatales y municipales que "burlan el voto público desde hace treinta años". Ya liberado se exilió en París, donde volvió a publicar La Antorcha. A su regreso desempeñó la dirección de la Biblioteca Nacional durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946).

Su abundante obra literaria ha sido clasificada en cinco apartados fundamentales. En filosofía, influido sin duda por los escritos de Schopenhauer, al que tenía en gran estima, se convirtió en el adalid de la lucha contra el positivismo y el utilitarismo, que tan gran predicamento habían alcanzado en América por aquel entonces.
Para Vasconcelos, la tarea de la filosofía consiste en coordinar todas las esferas del ser y todas las facultades del yo, para conseguir una suprema unidad, que ya no es el Logos, sino Armonía. El verdadero conocimiento se obtendría mediante una síntesis que coordinara elementos y modos de aprehensión emocionales, intelectivos y místicos. Cualquier distinción entre objeto y sujeto es sólo fenoménica. La verdad se alcanzaría en el juicio estético, por la vía de la belleza y de la armonía.
En su ideario político, inspirado en un regeneracionismo romántico antiimperialista, la Revolución sólo cabe como (en palabras de Joaquín Cárdenas Noriega) "hombría de bien y progreso, justicia social y dignidad humana, libre de personalismos y de charlatanería demagógica." Por ello desconfía tanto de las clases bajas como de las altas y considera que sólo la dirección política de las clases medias puede dar continuidad y estabilizar el proceso revolucionario.


Esta es solo una breve reseña de su biografía y del contenido esencial de su pensamiento filosófico, sociológico y político como mexicano y como latinoamericano.
Pero para una consulta más profunda sobre José Vasconcelos les dejo los siguientes links, particularmente en el último pueden encontrar un recorrido cronológico y temático des sus principales obras, entre las que aparece La Raza Cósmica.

Y para cerrar a la letra, con el alma en la boca les digo:

Por mi raza hablará el espíritu.






3 comentarios:

Irado Be dijo...

José Vasconcelos era el nombre de la primaria a la que asistí. Ya conocía un poco de la historia de este señor. Me parece muy interesante todo lo que hizo, sin embargo existe poca difusión de su obra.

Por cierto, un placer volver a leerte Fer.

Gina O. dijo...

Fer!!!! bienvenido, bienvenue, willkommen, καλώς όρισες, benvenuto..jajaja
Buena entrada, conocía algo de Vasconcelos pero no había escuchado esa frase..me dio escalofrío, en el buen sentido =)

Christian O. Grimaldo dijo...

-se autodesignó "única autoridad legítima" y desconoció a las autoridades federales, estatales y municipales que "burlan el voto público desde hace treinta años".

Jajaja ¿a que les suena?... desde entonces y seguimos en las mismas.

Fijate que yo no sabía que el era quien había escrito el lema de la UNAM me pregunto quien habrá ideado el nuestro...

En cuanto pueda leeré algo suyo a fondo, me resulta muy interesante desde el día que platicamos, sobre todo por lo de la clase media y su importancia, ¿qué pasará ahora que comienza a disolverse en un caldo de pobreza?

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