jueves, 7 de enero de 2010

De literatura y otros sindromes


Un síndrome en medicina es un conjunto de signos y síntomas que concurren en tiempo y forma y tienen diversas etiologías. Como por ejemplo el síndrome de Down, en el que hay un conjunto de características dadas en el individuo  que posee tres  cromosomas en el par 21 (trisomia 21); o el síndrome dismetabolico, caracterizado por un conjunto de padecimientos como hipertensión, diabetes y obesidad. O bien, el síndrome de Ehlers-Danlos, caracterizado por hiperlaxitud articular  hiperextensibilidad de la piel y fragilidad de los tejidos.

 

¿Qué ocurre cuando autores de nuestros libros o sus personajes  se vuelven cercanos a nosotros por sus características singulares? Pues… inventamos síndromes, aquí les dejo dos:

 

Sindrome Bovary

Insatisfacción afectiva que lleva a la persona que lo padece a la búsqueda continúa de un amor romántico ideal, un ideal inalcanzable que, como inalcanzable que es, lleva al sufrimiento y la frustración.

Si lo quieren sintetizar más prácticamente algunos llamarían a las personas con este síndrome loc@- cascos ligeros.

Este síndrome proviene de las características  de Emma Bovary; el personaje central de la novela Madame Bovary de  Gustave  Flaubert  publicada en 1856. Emma impone el amor, la pasión y  el sentimiento por encima de la razón y  de su cuernudo esposo.

 


Síndrome de Stendhal

Trastorno psicosomático que provoca taquicardia (aceleración del ritmo cardiaco), mareos, confusión e incluso alucinaciones en algunas personas que contemplan arte, normalmente cuando este arte es particularmente bello o hay una gran cantidad de obras de arte en un mismo lugar. El término puede ser también utilizado para describir una reacción similar en otras circunstancias, como por ejemplo cuando se contempla una inmensa belleza en la naturaleza.

Las personas afectadas por este síndrome suelen ser turistas de mediana edad, entre 26 y 40 años, la mayoría mujeres que viajan solas y que proceden de ciudades  tranquilas con una vida sin muchos estímulos artísticos. Son especialmente susceptibles las personas con gran sensibilidad receptiva, y ansia por contemplar la belleza artística, de hecho a este síndrome también se le conoce como “el mal del viajero romántico”.

Se le dió el nombre a este síndrome después de que el famoso autor francés del siglo XIX Stendhal describiera  las sensaciones que experimentó al contemplar las Sibilas de Volterano en la basílica de Santa Crote durante su visita en 1817 de Florencia.

Exaltado por la emoción, al salir de la basílica sentía fuertes latidos de corazón y así lo dejó escrito: “la vida se me había desvanecido, caminaba con temor a caer” “…tenía la necesidad de la voz de un amigo que compartiese mi emoción.”

5 comentarios:

Christian O. Grimaldo dijo...

Ajalas!!! Creo que nunca habíamos escuchado de estos síndromes en la escuela y suena a que deberían... supongo que es por que no están en el DSM-IV.

Yo insisto en que la literatura y la ciencia van de la mano, voy a citar grandes escritores en mis trabajos.

Yo tengo el síndrome de los Buendía de GGM

Gina O. dijo...

OOOOH! que interesante yo tampoco había escuchado de estos síndromes...ahora puedo decirle a ciertas personas que padecen el síndrome Bovary jajaja

Muy buena entrada Sofi, tengo curiosidad por saber que otros síndromes de este tipo hay, luego pasas el dato de donde lo encontraste =)

Gina O. dijo...

Grims cuál síndrome es ese, explicate! jeje

Ismoísta dijo...

Yo sufro de sindrome de Leedly.

Christian O. Grimaldo dijo...

El síndrome Buendía lo invente yo jajaja, es carcaterizado por una inexplicable sensación de soledad que te persigue a todas partes.

Como los personajes de 100 años de soledad de GGM.

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