sábado, 19 de diciembre de 2009

Los catrines son hombres de bien


Lizardi

(1776-1827)


 

Por ser una de las primeras lecturas que considero provechosa, y por no sé qué razón extraña, le guardo  un cariño especial al Periquillo Sarniento.

Encontré ese libro, perteeciente a la colección “Sepan Cuantos”, en medio de un desmadre de tiliches, viejo, amarillo y despidiendo un olor a librería de usados  que le daba un peculiar encanto. Era una edición de 1978. A pesar de que tardé no se cuantos meses en terminarlo, se volvió durante mucho tiempo, mi libro favorito.

Su autor, José Joaquín Fernández de Lizardi ,“El Pensador Mexicano”, es reconocido como el iniciador de la novela hispanoamericana. El periquillo es considerada la primera novela publicada en Hispanoamérica.

 

No sé a cuantos de ustedes  habrá alcanzado la distribución gratuita de los 27 millones de ejemplares que repartió la SEP . Este librito termina siendo visto muchas veces en las bibliotecas escolares como producto de la donación forzosa del último año. No me gusta esta versión contada por el escritor Felipe Garrido, que tiene ilustraciones de quien dibujó a Memín Pengín. Le tengo una particular tirria a las versiones abreviadas 

 

En una visita a una librería, no pude resistir la tentación de comprar otro libro de Lizardi, Don Catrín de la Fachenda.

 

Catrín es un mexicanismo que designa a los miembros de este tipo social que, a pesar de su pobreza, hacían gala de vestirse bien y a la moda. También eran conocidos como currutacos, lechuguinos y petimetres.

Fachenda significa vanidad.


Los catrines son hombres de bien, hombres decentes y, sobre todo, nobles y caballeros, honran a las sociedades con su presencia, alegran las mesas con sus dichos, divierten las tertulias con sus gracias, edifican a las niñas con su doctrina, enseñan a los idiotas con su erudición, hacen circular el dinero de los avaros con su viveza, aumentan la población en cuanto pueden, sostienen el ilustre de sus ascendientes con su conducta y, por último, donde ellos están no hay tristeza, superstición di fanatismo.

 

p.79. Vida y hechos de don Catín de la Fachenda. Editorial Alfaguara, 2005.

 

La finalidad correctiva de Lizardi no se extraña en el Catrín, pero embona más con un toque humorístico aun más pícaro que en los sermones moralistas del Periquillo.

Como detalle curioso, además de  que fue excomulgado, de que ya había sido encarcelado por  defender la idea de la independencia, de la censura que recibió el cuarto tomo del Periquillo por criticar a la esclavitud, Lizardi fue apresado en 1823, bajo el cargo de difamación por haberles dicho “viejas” a unas respetables señoras.

6 comentarios:

Ismoísta dijo...

Parece que nadie en domingo.

Yo soy el que pone los funny's eh.

Christian O. Grimaldo dijo...

Viejas... jajaja.

Yo quiero ser Catrín

浮雲 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
浮雲 dijo...

Concuerdo con el buen Ismoista, parece que todos somos victimas de la temporada de fiestas hasta el hartazgo y del desgastente consumismo navideño.

Gina O. dijo...

Primo vas por buen camino ;)...

Regresando y leyendo datos curiosos, sabes Alina, yo tengo el libro del Periquillo Sarniento y no lo he leído (no me atraía) pero desde que lo recomendaste en una de tus entradas está en mi lista de pendientes =)

Unknown dijo...

Se oye interesante, también lo pondré en mi lista de pendientes (en la lista de pendientes que sí pienso hacer hehe).

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